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martes, 21 de abril de 2020

CÓMO FUNCIONA LA PCR


Explicamos en detalles cómo funciona esta técnica ya que nos parece crucial conocer su fundamento científico y su funcionamiento para comprender lo que está ocurriendo con los diagnósticos y las cifras de “casos” o de “muertos” por el nuevo coronavirus.

Desde un punto de vista químico el ADN o ácido dexoxirribonucleico es un polímero (una molécula compleja y de gran tamaño) formada por nucleótidos cada uno de los cuales está a su vez formado por un glúcido (la desoxirribosa), una base nitrogenada – que puede ser adenina (A), timina (T), citosina (C) o guanina (G)- y un grupo fosfato (derivado del ácido fosfórico). Y lo que distingue a un nucleótido de otro es la base nitrogenada y de ahí que la secuencia del ADN se especifique nombrando solo la secuencia de sus bases, es decir, las letras que las representan A, T, G y C.
Estas “ letras genéticas” solo pueden combinarse complementándose de dos en dos: A con T y C con G de tal modo que una A solo puede unirse con una T –y viceversa- y una C solo puede  unirse con una G –y viceversa-. Así que si una hebra se compone por ejemplo de la secuencia AATCCG y se une con otra hebra ésta será necesariamente TTAGGC.

Lo que hace la PCR es utilizar estas propiedades del ADN –y su capacidad para duplicarse de manera exacta cumpliendo estas reglas de complementariedad – para localizar primero y multiplicar después (para estudiarlos mejor) fragmentos de ADN que tienen que ser previamente conocidos. O bien, como en este caso, fragmentos de ARN (ya que se dice que los coronavirus son virus de ARN) que previamente hay que transcribir a ADN. En el primer caso se utiliza la PCR (Reacción en Cadena de la Polimerasa) convencional y en el segundo la RT-PCR (Reacción en Cadena de la Polimerasa con Transcriptasa Inversa). Ambos términos “polimerasa” y “transcriptasa inversa” designan la enzima que se encarga de realizar las operaciones bioquímicas necesarias de unión electromagnéticas de los elementos del ADN (la polimerasa) o de transcripción de ARN a ADN (la transcripción inversa).

Para realizar la búsqueda de esos fragmentos –que no pueden ser muy largos, como máximo unas mil letras genéticas- se utilizan los llamados  “iniciadores” (también denominados “starters”, “primers”, “cebadores” o “moléculas de arranque”) que actualmente suelen tener en torno a 100 letras genéticas que deben ser específicas, es decir, deben ser complementarias de una parte de la secuencia que queremos localizar y amplificar para que se unan y comience a duplicarse. ¿Cómo sucede esta duplicación? Se toma una muestra –en este caso de frotis nasofaríngeos o broncoalveolares, aspirados traqueases, esputos y suero- se coloca en la PCR y se calienta para separar las dos hebras del ADN; se añaden letras genéticas y la polimerasa resistente al calor comienza a trabajar; si los iniciadores no se pegan a los trozos de ADN que hay en la muestra, la PCR no arranca y se dirá que “el resultado es negativo” y “la persona no está infectada”, mientras que si los iniciadores se pegan, la PCR arrancará y se dirá que “el resultado es positivo” y “la persona está infectada”.

Originalmente, el propósito de la PCR era repetir esta operación de copia muchas veces hasta obtener millones de copias que consiguen que un fragmento que antes era imposible de detectar, una vez multiplicado se detecte y pueda así analizarse.

Sin embargo, en el caso del uso de la PCR como herramienta de diagnóstico, lo que cuenta es si la PCR arranca o no, interpretándose lo primero como test positivo y lo segundo como negativo.

Discovery Salud.

Y digo yo, ¿esto es una broma?

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