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jueves, 28 de abril de 2011

Ser mujer.

Este puente de semana santa, tuve el privilegio de descansar y desconectar en la Sierra de Lozoya, y digo privilegio porque nos hemos olvidado de que  no hace mucho, nuestras madres no sabían cual era el significado de semejante palabra. Para  la gran mayoría de estas martavillosas mujeres sus vidas consistían en trabajar muy duro dentro y  en algunos casos también fuera, de casa , sin comodidades desde el amanecer, hasta  bién entrada la madrugada, criar a sus hijos prácticamente solas y por supuesto después de un día agotador, debían estar listas para satisfacer a sus maridos, eso si venían de buen humor, porque sino...mejor ni mencionar. Y todo ello porque el futuro de una mujer consistía en casarse, reproducirse y morir, como si se tratara de una planta, de una flor que ve pasar los dias como si nada, mientras poco a poco se va marchitando para llegada cierta edad, envegecida, mire hacia atrás y pueda decir orgullosa, mi marido no fué muy malo conmigo, no he pasado necesidades, mis hijos están criados y están bién situados, creo que he sido buena esposa, y buena madre. Sé por mi madre que después sintió un gran vacío y se pregutó, ¿ que fué de aquella muchacha, que fué de sus  sueños,  de las cosa que le gustaba hacer, de los sentimientos, de esos grandes amores que leía  en las novelas, en definitiva, que fué de la mujer?
Me indigna escuchar a mi alrededor miles de quejas; que si están cansadas, que si están hartas de los niños, que si se aburren, que si tuvieran dinero lo que harían, que si los extranjeros nos roban el trabajo, así ven pasar los dias, los años y cuando se quieran dar cuenta habrán envegecido, mirarán hacia atrás y se darán cuenta de la vida tan desaprovechada, de las oportunidades que tuvieron de disfrutar de  esos pequeños  momentos en que tu hijo te saca una sonrisa, de que en algún momento te olvidastes de compartir con tu pareja, del poco tiempo que dedicastes a proponerte a hacer cambios, de ser positiva y sobre todo de ser una privilegiada por poder elejir lo que quieres ser o no ser.
Me encanta sentarme en la hamaca, relajada, respirando aire puro, con la sensación de estar en una nube, ver como disfrutan mis hijos de la naturaleza  con sus amigos, a mi pareja  cuidando de las plantas, le gusta, es algo que ha descubierto hace poco  y siempre acabo con la mirada perdida en el Valle de Lozoya, a pesar de que lo veo desde hace años me sigue impresionando como el primer dia, y es ahí donde siempre me viene a la cabeza todas esas preguntas, ¿ soy feliz, hago lo que me gusta, me siento satisfecha conmigo misma, he llegado donde quería, soy lo que quiero ser?
Sólo puedo decir, que no sé si  he sido y soy una buena madre, pero he disfrutado y disfruto de cada instante con mis hijos, si he sido y soy una buena pareja, pero lo he amado y lo amo con todo mi ser, que intento compensar mis defectos con solidaridad y dedicación y por encima de todo soy aquella  muchacha con sueños, ambiciones, con proyectos e ilusiones. Estoy viva por dentro y por fuera, ahí queda eso.

Una caminata de mil kilómetros, empieza con un paso.