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lunes, 12 de octubre de 2015

“NOS ESTÁN ENVENENANDO CON IMPUNIDAD”



Nicolás Olea, catedrático de Radiología en la Universidad de Granada y Director Científico del Instituto de Investigación Biosanitaria en la misma ciudad lleva años denunciando la inacción de los poderes públicos ante los graves problemas de salud que provocan los químicos tóxicos presentes en el medio ambiente. Pues bien, un estudio reciente titulado Gereration Future desvela ahora que un joven de clase media que viva en una ciudad consume diariamente 81 sustancias químicas diferentes – 36 de ellas pesticidas – de las que al menos 47 pueden ser cancerígenas. Y es que como bien denuncia Nicolás Olea están presentes en todas partes: alimentos, cosméticos, productos de limpieza e higiene, plásticos, sartenes, fibras textiles….

Con el consentimiento criminal de nuestras autoridades.

Los miles de químicos presentes en todo tipo de productos que se comercializan sin haberse probado previamente su inocuidad constituyen ya un enorme problema de salud pública que no quiere afrontarse.

“La mayoría de la población tiene una confianza ciega en los sistemas de protección ambiental y de control, en que funcionan razonablemente bien y que, por tanto, el riesgo de tener problemas de salud por tóxicos ambientales es muy bajo cuando la realidad no es ésa: el peligro es alto, real y desgraciadamente no se está actuando adecuadamente para proteger a la población”, afirma Nicolás Olea.

“Todos nosotros, sin excepción, estamos contaminados con decenas de tóxicos de origen ambiental. ¿Y en qué cantidades y mezclas son perjudiciales? Pues no se sabe pero hemos constatado que muchos podemos llegar a tener hoy en nuestros organismos simultáneamente uno o dos centenares de sustancias tóxicas y aunque sus cantidades individuales sean pequeñas estamos convencidos de que la sinergia entre ellas es a menudo peligrosa”.

“En el 2007 detectamos actividad hormonal estrogénica en el extracto de papel reciclado utilizado como cartón en las pizzas que pueden contaminar el alimento”, explica Nicolás Olea.

Los ftalatos están presentes en buena parte del material médico que se utiliza en clínicas y hospitales. De hecho hasta las máquinas de diálisis y las incubadoras de las unidades neonatales de cuidados intensivos son potencialmente peligrosas.

Que los compuestos químicos de los cosméticos se absorben por el organismo está científicamente demostrado según Nicolás Olea para quién, de hecho, la contaminación procedente de ellos “es de las más graves porque es casi farmacológica; se produce a nivel dérmico y es repetitiva y constante”.

“¿Alguien conoce el posible impacto negativo para la salud de los cosméticos? ¿Alguien ha estudiado de forma rigurosa cómo se comportan? En absoluto. Sin embargo la gente los compra porque supone que no hay peligro en ellos ya que las autoridades tienen la obligación de velar para que así sea. Y por desgracia está equivocada”.

“La carga de la prueba – afirma Nicolás Olea – debería recaer sobre quien propone una acción, no sobre quien la sufre pero desgraciadamente en el mundo de las sustancias químicas no es así. Mire, nos estamos envenenando ante la pasividad de nuestros gobernantes. Apenas se aplican restricciones y cuando se hacen llegan tarde, mal o nunca”.

Reportaje íntegro en Discovery Salud Nº 172. Junio 2014.


Pilar Ruiz.