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jueves, 29 de diciembre de 2016

FELIZ AÑO NUEVO



OS DESEO UN NUEVO AÑO LLENO DE AMOR, TOLERANCIA Y SABIDURÍA.

Ahí van algunas de las reflexiones del gran maestro Gandhi:

-          La Salud es la riqueza real y no piezas de oro y plata.

-          No debes perder la fe en la humanidad. La humanidad es un océano; si algunas gotas son sucias, el océano no se vuelve sucio.

-          El odio y la intolerancia son los enemigos del correcto entendimiento.

-          Vive como si fueras a morir mañana, aprende como si fueras a vivir para siempre.


Mucha Salud.

PIELSANA S. COOP. MAD.

martes, 15 de noviembre de 2016

CAMPAÑA DE NAVIDAD



Ahí van algunos consejos:

1- Consumir con consciencia y no dejarse llevar por las campañas publicitarias.

2- Los niños deben seguir teniendo ilusiones, pero podemos comprar juguetes educativos, constructivos y sin derrochar.

3- A los adultos os proponemos regalar Salud o productos que se necesiten (comida, ropa, etc.) y sin abusar.

Nosotros donaremos el 5% del total de ingresos en estas navidades, a la ONG PROACTIVA OPEN ARMS.

 Una increíble organización de socorristas españoles en el Mediterráneo, que gracias a su labor salvan vidas inocentes que huyen de la guerra y la pobreza.

Os animamos a que hagáis vuestras propias donaciones a dicha organización.

Un saludo.
PIELSANA S. COOP. MAD.

jueves, 13 de octubre de 2016

PIELSANA BIOCULTURA MADRID



 ENTREVISTA  PARA LA REVISTA DE BIOCULTURA

Piel Sana es una pequeña cooperativa de artesanos ecologistas de Madrid, que, a través de una cosmética totalmente biológica y terapéutica, intenta concienciar de la importancia de recuperar el equilibrio con la naturaleza, porque de ello depende nuestra salud y la subsistencia del medio que nos rodea. Estarán en BioCultura Madrid.

Ver entrevista en este enlace:

 http://vidasana.org/noticias/piel-sana-cosmetica-con-conciencia

miércoles, 12 de octubre de 2016

¿CUÁL ES LA MEJOR ILUMINACIÓN ARTIFICIAL?



El ser humano se ve obligado hoy a iluminar sus casas, oficinas, fábricas o granjas durante largos periodos de tiempo con luz artificial que carece de las características de la luz solar. Y durante décadas ha utilizado las clásicas bombillas incandescentes y los llamados tubos fluorescentes, pero las primeras han dejado de fabricarse y los segundos, aunque más económicos, tienen otros inconvenientes. De ahí que se decidiera sustituirlas por lámparas de bajo consumo que se hacen con mercurio tóxico, con lámparas halógenas que emiten radiaciones y ahora con lámparas LED que dañan la retina. Así que, ¿qué hacer? ¿Qué lámparas usar que sean seguras para la vista y la salud?

En los países desarrollados los habitantes de las ciudades pasamos más del 80% del tiempo encerrados en recintos opacos – casas, oficinas, fábricas, comercios, bares, restaurantes, etc…- con escasa o ninguna luz solar pudiendo ello dar lugar a trastornos del sueño, cansancio crónico y depresión que mucha gente no achaca a tan sencillo hecho.

El vidrio común de las ventanas impide el paso de los rayos UVA debido a su alto contenido en hierro; y lo mismo ocurre con los vidrios de las gafas, sean éstas graduadas o de sol. Un problema porque son los que permiten al organismo sintetizar la vitamina D indispensable para la utilización y mantenimiento de unos niveles adecuados de calcio y fósforo.

La iluminación en los lugares de trabajo, suelen ser en general mala e insuficiente pudiendo producir desorientación, falta de atención y concentración, desánimo, cambios de humor y comportamiento, pérdida de memoria, estrés, ansiedad, cefaleas, mareos, falta de energía, fatiga crónica, trastorno afectivo emocional, insomnio, daño retiniano, degeneración macular y problemas neurológicos.

Los colores alegres e intensos motivan de manera positiva levantando el ánimo, mientras el abuso del blanco en interiores – la ausencia de color – y el predominio de colores oscuros pueden dar lugar a conductas depresivas; es más, el color afecta a nuestros reflejos y, por ende, a la toma de decisiones.

El color rojo tiene evidencia influencia sobre el chacra base y la actividad física y sexual, el amarillo activa el tercer chacra en el plexo solar y por tanto afecta al humor y a la digestión, y el azul-añil favorece el estudio y la concentración al estimular el sexto chacra en el entrecejo.

Existen lámparas halógenas de espectro completo pero su alto precio y bajo rendimiento energético aconsejan reservarlas sólo para usos especiales.

En los dormitorios no deben instalarse bombillas compactas de bajo consumo con rosca cerca de la cama, ya que llevan la reactancia en el casquillo y producen un intenso campo eléctrico. Es más, toda lámpara genera un campo eléctrico, ¡aunque estén apagadas!

Las lámparas LED no contienen mercurio – y los fabricantes presumen de ello – pero ocultan que contienen arsénico, indio, galio y otros metales pesados tóxicos para el usuario y para todo el planeta en su ciclo de vida: minería, metalurgia, fabricación, uso y residuos…

Las lámparas fullspectrum emiten en idénticas frecuencias que la luz solar – incluidos los rayos ultravioletas A – y en la misma proporción; de echo permite la fotosíntesis y el crecimiento de las plantas en los invernaderos.


RECOMENDADAS:
- Fluorescente Biolux L. Lumilux de Luxe.
- Compacta Dulux L Lumilux de Luxe.



Reportaje escrito por:
Carlos Martínez Requejo, (Director de Domobiotik).


Pilar Ruiz.

sábado, 23 de abril de 2016

VOLVER A LA ZONA CERO


La noche del 11 de marzo de 2011, el señor Anzai Toru intuyó que algo grave había pasado. La radio y la televisión hablaban de forma abstracta de un suceso en la cercana central nuclear de Fukushima, próxima a su casa, pero no ofrecían información concreta, y con la confusión creada tras el tsunami que acaba de azotar la costa oriental de Japón, nadie parecía prestar demasiada atención al tema. El señor Anzai con su casa en las montañas y a varios kilómetros de la costa se había librado de las consecuencias del maremoto, pero de alguna manera su instinto le hacía pensar que esto era diferente.

Durante los días siguientes llegaron más dudas, rumores y miedos, hasta que finalmente quienes llegaron fueron las autoridades para obligarle a él y a sus vecinos a abandonar la zona: su instinto no le había fallado y el suceso de Fukushima era un grave accidente nuclear que había provocado un escape de radiactividad que empujada por el viento había llegado hasta su pueblo en la comarca Iiate, a unos 40 km en línea recta de la central. Y su vida se había roto.

Lo que les pasó después a los habitantes de esta región es una larga historia de trabajo y sufrimiento en silencio para tratar de normalizar sus vidas, en muchas ocasiones, sin éxito. De los miles de personas evacuadas tras el accidente, se estima que unas 70.000 aún siguen viviendo en barracones y casas prefabricadas lejos de sus hogares, a los que, en muchos casos, nunca podrán regresar.

Pero ese accidente marcó a todo el país. El experto en energía de Greenpeace Japón, Mamoru Sekiguchi, recuerda que ese día cambió su vida y la de muchas personas. Desde entonces su misión se ha convertido en una especie de cruzada para que su país tenga un sistema energético seguro, sin nucleares. “De alguna forma sentí que esto fue una señal. El desastre fue muy grande pero pudo haber sido mayor y en Japón, con tantos seísmos, no es algo descabellado pensar que podría volver a suceder, por lo que necesitamos dar el salto a las renovables y abandonar la energía nuclear”, asegura Mamoru.

Esta visión es completamente compartida por Naoto Kan. El señor Kan era primer ministro de Japón durante el accidente de Fukushima y se sintió tan frustrado y decepcionado con la industria nuclear que ahora se ha convertido en el principal baluarte de la lucha por un cambio de modelo energético en la política japonesa. A Kan no le ha temblado el pulso a la hora de asegurar que se siente responsable del suceso, pero reconoce que no recibió la información correcta o incluso que fue, en cierto modo, engañado.
Descontaminación inútil

Mamoru Sekiguchi protesta contra la reapertura de la central nuclear japonesa de SendaiAhora, cinco años después, el Gobierno japonés ha diseñado un caro plan para que muchas personas evacuadas vuelvan a sus casas a partir de 2017, aunque la situación aún es grave, a pesar de que para hacerlo posible, miles de operarios trabajan a destajo en las labores de descontaminación que se están llevando a cabo.

El proceso es metódico: se retira la capa superficial de tierra de los márgenes de las carreteras y caminos y de los 20 primeros metros alrededor de las casas. Esa ingente cantidad de tierra (se estima que ya se han retirado nueve millones de metros cúbicos) es almacenada en grandes sacos negros que se apilan en interminables hileras que se han constituido en la imagen de la prefectura de Fukushima. Sin saber muy bien qué hacer con toda esa tierra y restos contaminados, las autoridades los han distribuido por cunetas y campos abandonados y ya hay más de 114.000 emplazamientos diferentes. Toda la región de Fukushima es un auténtico cementerio nuclear.

El señor Anzai se encuentra entre las personas que deben volver a su pueblo el próximo año, aunque no está muy convencido de ello, y no es por falta de ganas. Tras cinco años lejos de su casa, desde hace unos días la visita casi a diario.

La experta en energía nuclear de Greenpeace España, Raquel Montón, que ha pasado varias semanas en Japón, muestra con un medidor de radiactividad cómo los esfuerzos por descontaminar el terreno no están dando los resultados que se esperaban y la contaminación es perceptible por doquier, incluso dentro de las casas y, lo que es más grave, las zonas descontaminadas en muchas ocasiones se han vuelto a contaminar. El señor Anzai se muestra aturdido cuando se habla de este tema.

“En una zona boscosa como la que rodea a la central de Fukushima, es fácil que las partículas radiactivas de cesio no permanezcan fijas en una zona sino que se desplazan con el viento y la lluvia”, comenta Mamoru Sekiguchi que ha analizado con otros expertos de Greenpeace las secuelas de la contaminación en tierra y en el mar.

El señor Anzai vive desde hace cinco años en un campamento con una pensión de unos 700 euros al mes (una cantidad bastante baja para Japón), al igual que otros miles de personas que han sido realojadas. Comenta que dispone de siete tatami (el equivalente a unos 12 metros cuadrados), por eso, cuando vuelve a su antigua y amplia casa, se queda mirando sus recuerdos como obnubilado. En la pared cuelga un calendario que sigue abierto en el mes de marzo de 2011 y de una viga del techo penden retratos de sus antepasados.

Pocas son las personas que regresan a sus casas por miedo a la contaminación, pero para Anzai su casa era su sueño. Tras trabajar durante años como guardabosques, un bosque al que ahora no puede acceder, tenía pensado dedicarse a la agricultura y cultivar sus propios alimentos. “Cuando vinieron a decirnos que teníamos que abandonar nuestras casas nos advirtieron que no podíamos llevar mucho equipaje, por eso dejé aquí casi todas mis pertenencias y con ellas mis recuerdos y buena parte de mi pasado”, comenta Anzai nostágico. Recientemente le han detectado un tumor, aunque no se atreve a relacionarlo directamente con el accidente. “Me faltan las pruebas, pero mi salud se ha degradado más en estos últimos cinco años que en los anteriores 55”.
Chernóbil: Volver a empezar 30 años después

Anna Malashenko y su marido Vasyl en sus tierras cerca de la central de Chernóbil

Una situación similar de indignación, enfermedad y desconcierto es la que viven, 30 años después, los habitantes de las zonas evacuadas alrededor de la central nuclear de Chernóbil, en Ucrania. Al igual que en Fukushima, miles de personas fueron obligadas a dejar sus casas poco después del accidente en un proceso muy similar de ausencia de información, expulsión, realojo y olvido. Aquí las víctimas tampoco han sido reconocidas ni compensadas como cabría esperar y muchas de ellas, que aún no han perdido la esperanza de empezar una vida nueva, han decidido volver a la zona contaminada.

“No se trata solo de las víctimas directas de los accidentes nucleares, sino de los impactos que sufren las personas después”

“Tenemos poco que perder; ya somos mayores y queremos pasar los últimos años de nuestra vida en nuestro hogar”, comentaba Anna Malashenko a un equipo de Greenpeace que visitó su casa recientemente. Junto con su marido, Vasyl, Anna ha regresado a su tierra tras pasar los últimos 30 años de su vida alejada de ella. “Somos doblemente víctimas del accidente, porque sufrimos el impacto directo en nuestra salud y luego hemos sufrido las consecuencias del olvido”. Mario Rodríguez, actual director de Greenpeace en España, viajó hace unos años a la zona: “No se trata solo de las víctimas directas, sino de los impactos que sufren las personas después”, comenta. “Por ejemplo no puedo dejar de pensar en la cantidad de niños huérfanos que habían sido abandonados por sus padres tras la catástrofe debido a los trastornos psicológicos que habían sufrido, esto es un problema muy desconocido y muy grave”.

Lo curioso es efectivamente las similitudes entre los dos accidentes, a pesar de las muchas diferencias entre ambos: uno en la antigua URSS, otro en un país rico y moderno como Japón; el primero hace 30 años y el otro hace cinco, pero en uno y otro, las personas sufren igual el impacto, el desarraigo e incluso el desprecio de sus convecinos que en ocasiones les recriminan que se están aprovechando del Estado. Sin duda, como muchos expertos apuntan, el problema en Japón en 25 años será muy parecido al que se vive hoy en día en Ucrania.

Japón, un país cuya potente economía lleva años estancada pero que sigue contando con un poderoso músculo, está tratando de solucionar el problema motu proprio, pero Ucrania ha tenido que pedir ayuda a varios países donantes para afrontar la construcción de un segundo sarcófago que costará al menos 2.150 millones de euros para cubrir la central y evitar la fuga de radioactividad en el futuro. Pero 30 años después el problema aún no ha sido resuelto, como tampoco lo estará el de Fukushima en las próximas décadas, aunque se obligue a la gente a regresar a sus casas contaminadas en la zona cero, o lo hagan voluntariamente, porque las víctimas no pierden la esperanza como tampoco la pierden los responsables de las catástrofes para que, si vuelve a haber otro accidente, sea ocultado rápidamente por el olvido.

Conrado García del Vado es responsable de Comunicación en Greenpeace España

lunes, 28 de marzo de 2016

DIFERENCIAS ENTRE COSMÉTICA ECOLÓGICA, ORGÁNICA Y TERAPÉUTICA




COSMETICA ECOLÓGICA: Nos garantiza que los ingredientes son de producción ecológica. Eso sí, la cantidad de ingredientes ecológicos dependerá del sello que lleve. Algunos exigen el 10 o 20% y otros son más exigentes.

Por otro lado, no nos garantiza que los nutrientes estén vivos, ya que si lleva demasiados conservantes, aunque sean vegetales, hacen que disminuyan sus nutrientes e incluso puedan desaparecer.

Y por supuesto, aunque todas las plantas tienen propiedades, esto no nos garantiza que sea medicinal o terapéutica. Ya que se necesita ciertos conocimientos para extraer ese fármaco natural y saber utilizarlo para que haga dicho efecto.

COSMÉTICA ORGÁNICA: Nos garantiza que los ingredientes están vivos y por tanto son de producción ecológica. Eso sí, puede ser de origen vegetal o animal.

Tampoco nos garantiza que sea medicinal o terapéutica. Sobre todo, si es de origen animal, porque nuestro sistema inmune se defiende de toda célula que no tenga nuestro mismo ADN.

COSMÉTICA TERAPÉUTICA: Nos garantiza que sus ingredientes son de origen vegetal y de producción ecológica.
También nos garantiza que sus nutrientes están vivos.

Y además nos garantiza que sus extractos medicinales estimulan todos los sistemas de nuestro cuerpo a través de la piel.


Laboratorio PIELSANA garantiza:

- Cosmética ecológica, porque todos nuestros ingredientes son de producción ecológica.

- Cosmética orgánica, porque todos nuestros nutrientes están vivos, son de origen vegetal y no usamos conservantes.

- Cosmética terapéutica, porque gracias a nustros conocimientos de fitoterapia todos nuestros ingredientes son medicinales y por ello estimulan todas las funciones de nuestro organismo a través de la piel.



Pilar Ruiz.