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jueves, 30 de abril de 2020

¿SE PRETENDE FORZAR A LA POBLACIÓN DE TODO EL MUNDO A INOCULARSE UNA VACUNA?


. En 2020 finalizó lo que la OMS denominó La década de las vacunas pero lo que poca gente sabe es que se trató de un proyecto del propio Bill Gates que permitió inocular vacunas a decenas de millones de personas a las que se les puso “por su propio bien” con la colaboración de gobiernos e instituciones nacionales e internacionales. Una estrategia que funcionó tan bien que son muchas las voces que se han levantado ahora afirmando que la inexistente pandemia del nuevo coronavirus chino no es más que una continuación de un intento de vacunación mundial que, de paso, ha servido para alentar la venta de cientos de millones de antivirales, potenciadores del sistema inmune, trajes protectores, mascarillas, respiradores sanitarios y un sinfín de productos más. Posibilidad que inmediatamente mereció la atención de quienes defienden que existe una pandemia real haciéndoles reaccionar con la consabida maniobra de descalificarles con la simple táctica de tildarles de “conspiranoicos”, algo que permite hoy a todo aquel  que de verdad conspira defenderse tildando de ello a quienes les acusan.

Y cuando hablamos de intento de vacunación mundial no especulamos pues en la propia web de la OMS se cita el proyecto: Se denomina Agenda de Inmunización 2030: una estrategia global para no dejar a nadie fuera y su objetivo declarado es “un mundo en el que todos, en todas partes y a cualquier edad, se beneficie completamente de las vacunas para implementar la salud y el bienestar”. Más claro agua.

Así que de “conspiranoicos” nada. Pinche en el enlace y compruébelo: https://www.who.int/immunization/sage/mmeetings/2019/october/2_SAGE_submission.pdf?ua=1.

Se trata de un documento que deja en muy mal lugar al Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría que el pasado 3 de febrero emitió una nota de prensa titulada Coronavirus: medidas de control y prevención mediante vacunas (puede leerse íntegramente en https:// vacunasaep.org/profesionales/noticias/coronavirus-desarrollo-de-vacunas) en el que ya entonces –poniéndose la venda antes de la herida- criticaban duramente las “teorías conspiranoicas” siendo particularmente duros con los que postulan que lo que esta nueva epidemia persigue es lanzar vacunas al mercado. Lo curioso es que en la misma nota hay un epígrafe titulado Investigación en vacunas frente al coronavirus en la que se explica que esta se halla en “fases muy preliminares” y “no ha habido avances significativos” y de ahí que “tras la emergencia del 2019-nCoV este campo ha recobrado interés por la financiación”. De hecho afirma luego que “la carrera en busca de una vacuna ya ha empezado” añadiendo –contradiciéndose claramente- que podría haber algún producto disponible ¡antes de 4-6 meses! Y tenían razón porque de hecho hay ya más de 30 productos en investigación de los que 3 han alcanzado las fases 1 y 2: una vacuna de ADN y dos vacunas basadas en vectores virales, La pregunta pues es obvia: ¿”teorías conspiranoicas”?

. El 5 de febrero de 2020 –solo dos días después- la Fundación Bill y Melinda Gates emitiría una nota informando de que iban a “donar” cien millones de dólares para una vacuna contra el coronavirus. El Economista titularía así la noticia: “Bill Gates quiere una vacuna contra el coronavirus de inmediato”. Un dinero que se daría a varias organizaciones entre las que por supuesto están  los CDC y la OMS (20 millones), autoridades sanitarias africanas (20 millones) y agencias de salud de China y otros países.

Añadiremos que en el momento de enviar a imprenta esta revista nos llegaba la noticia de que el parlamento danés acababa de aprobar –el 13 de marzo- una ley de emergencia que facultaría al Gobierno a imponer por la fuerza test, tratamientos y vacunas. Al parecer se ha aprobado por unanimidad aunque a la sesión solo asistieron 95 de los 170 parlamentarios que componen la cámara (https://www.thelocal.dk/20200313/den-mark-passes-far-reaching-emergency-coronavirus-law).

Discovery Salud.

Me niego aceptar que ningún gobierno me obligue a ponerme nada que yo no quiera, saltándose  mis derechos,  sin un documento firmado que diga que tanto el laboratorio de dicha vacuna, como el gobierno que obliga  y el sanitario que me la pone, son responsables de los posibles efectos secundarios, además de confirmarme  que mi salud no corre ningún peligro.
Pilar Ruiz.

martes, 28 de abril de 2020

HECHOS SIGNIFICATIVOS


. En 2015 se registró la patente de un coronavirus “atenuado” a nombre del Instituto Pirbright (Reino Unido), centro en el que se investigan vacunas para animales; pues bien, en noviembre de 2019 recibió cinco millones y medio de dólares de la Fundación Bill y Melinda Gates que figura como stakeholder (Interesada) junto a la Wellcome Trust, la Comisión Europea y la OMS. La patente se activó el pasado 14 de marzo y en el resumen final se recoge que también “puede utilizarse potencialmente como vacuna para tratar y/o prevenir una enfermedad –por ejemplo una bronquitis infecciosa- en personas”.

. En 2017 se construirá en Wuhan (China) un avanzado laboratorio de investigación que costó oficialmente 44 millones de dólares declarándose que uno de sus principales objetivos era estudiar el agente causante del Síndrome Respiratorio Agudo Grave (SARS por sus siglas en inglés). Pues bien, según publicó la prestigiosa revista Nature en febrero de 2017 se trata de un laboratorio de referencia de la OMS que tiene la misión de trabajar “con los patógenos más peligrosos del mundo” (puede comprobarlo leyendo el texto en https://www.nature.com/news/inside-the-chinese-lab-poised-to-study-world-s-most-dangerous-pathogens-1.21487). 

Que el nuevo coronavirus haya aparecido en la zona en la que se encuentra ese laboratorio ha sido minimizado –por no decir ocultado- por las autoridades sanitarias y políticas de todo el mundo.

. En marzo de 2018 la OMS revisó la lista de enfermedades prioritarias consideradas más amenazantes y junto al ébola. El MERS, el SARS, el zika y otros virus que provocan fiebre, incluyó una misteriosa patología que denominó Disease X (Enfermedad X)! explicándolo así: “La Enfermedad X representa el escenario en el que un patógeno desconocido pudiera causar una grave epidemia internacional” (https://www.who.int/activities/prioritizing-diseases-for-research-and-development-in-emergency-contexts).

Interrogada al respecto por EFESALUD la doctora Natalia Rodríguez, miembro del Hospital Clínico de Barcelona e investigadora de ISGLobal- centro impulsado por la Fundación La Caixa- ésta diría: “Sabemos que puede aparecer una nueva pandemia –como ha pasado con el zika- y sabemos que hay muchas enfermedades emergentes repartidas por el mundo” añadiendo: “Es muy difícil confeccionar un modelo que prediga cuál va a ser el patógeno en concreto que pudiera provocar una pandemia”. Sin embargo luego agregaría: “La próxima pandemia podría ser un virus y digamos que tiene más números una zoonosis de la zona de Asia” (si le cuesta creerlo tiene la entrevista en https://www.efesalud.com/epidemias-globales-enfermedad-x?fbclid=IwAR2po1vTTcXPwXg­_wT3BKDb6RnOkOd7Dqe1svPzg12M8xK9vYzGfMYhNjZ0).

. En abril de 2018 –apenas un mes después- Bill Gate diría durante la conferencia anual de la Sociedad Médica de Massachusentts celebrada en Boston que había que estar alerta ante la hipotética propagación de un virus nuevo que pudiese afectar al sur de Asia y causar por ejemplo 30 millones de muertos en 6 meses. “El mundo –diría- necsita prepararse para las pandemias como los militares se preparan para la guerra”.

. El 18 de octubre de 2019 se llevaría a cabo en el Hotel Pierre de Nueva York ante 130 personas un simulacro de pandemia que se habría extendido durante 18 meses. Se denominó Evento 201 y se justificó alegando que en los últimos años se han producido 200 emergencias por epidemias o pandemias. Pues bien, las consecuencias del simulacro incluían no solo la enfermedad y una enorme cantidad de muertos -65 millones en 18 meses- sino la caída global de la economía y el hundimiento de muchas grandes empresas. El equipo que desarrolló el ejercicio estaba liderado por el Dr. Eric Toner –y otros dos cirntíficas del Centro de Seguridad en Salud John Hopkins-, Ryan Morhard –del Foro Económico Mundial- y Jeffrey French –de la Fundación Bill y Melinda Gates- junto con otra decena de doctores y científicos. Y entre los asistentes se encontraban el vicepresidente de Johnson&Johnson Adrian Thomas, la vicepresidenta senior de la Fundación de las Naciones Unidas Sofía Borges, el presidente de la división de desarrollo global  de la Fundación Bill y Melinda Gate Christopher Elias, el ex director senior de Salud del Banco Mundial Tim Evans, el Director General de los CDC chinos George Gao  y el antiguo Director Adjunto de la CIA y ex asesor de seguridad nacional Avril Haines  (todo lo referente al evento puede consultarse en https://www.centerforhealthsecurity.org/event201/about).

. En noviembre de 2019 se extrenaría en Netflix una serie titulada The next pandemic (La próxima pandemia) en la que Bill Gate afirmaba que se tardaría 4 o 5 años en desarrollar una vacuna contra un coronavirus: “Si aparece una enfermedad que no hayamos visto antes normalmente llevaría entre 4 y 5 años encontrar una vacuna contra ella pero las nuevas tecnologías podrían reducir ese tiempo”.

¿Y de qué “nuevas tecnologías” hablaba Bill Gate? Lo explicamos al final de este artículo pero sepa que el fundador, presidente y director ejecutivo de Netflix, Reed Hastings, no ha dudado en manifestar públicamente que su inspirador es Bill Gate y por eso difunde sus proyectos de “ayuda”. De hecho en 2012 Gates montó una especie de club de millonarios para que se convirtieran  en “filántropos” y Hastings está entre ellos; es más, ha dedicado una miniserie a Gates en Netflix.

Discovery Salud.

¿Cómo os quedáis? Mañana más pero no mejor, porque es imposible, jajaja. Me rio por no llorar.

domingo, 26 de abril de 2020

NUMEROSAS EMPRESAS BUSCAN VACUNAS PARA EL CORONAVIRUS CHINO


Independientemente de que el SARS-CoV-2 exista llama mucho la atención la carrera empresarial iniciada para desarrollar supuestos kits de detección así como presuntas vacunas “preventivas” y fármacos “curativos”. Y aún mucho más que en ellas esté omnipresente el hombre más rico del mundo, Bill Gates, un eugenista declarado que en una conferencia TED de 2010 ya dijo que con vacunas y otros métodos se podría reducir la población mundial en un 15% (https://www.youtube.com/watch?v=RNg2tVQJ3Nc) y que hace unos días decidió dejar la dirección ejecutiva de Microsoft para centrarse altruista y filantrópicamente en el mundo de la salud que, como todos sabemos, es un sector que apenas genera dinero.

Y nadie debe dudar de ello porque su interés es tan reciente que solo lleva treinta años ceando una tupida red de organizaciones que controla tanto mediante inversiones como haciendo “donaciones”. Red que gestiona a través de la Fundación Bill y Melinda Gates e incluye a varias empresas sanitarias y, sobre todo, a la mismísima  Organización Mundial de la Salud (OMS) a la que financia tanto directamente como a través de la llamada Alianza GAVI en la que trabajó en 2008 - ¡oh, casualidad! – el actual Director de la OMS Tedros Adhanom Ghebreyesus.

Lea al respecto el artículo que con el título La Organización Mundial de la Salud (OMS) la controla la industria farmacéutica apareció en el nº 128 en el que explicamos que los estados solo financian hoy el 18% del presupuesto de la OMS y que el otro 82% del procede de donaciones privadas presuntamente altruistas, entre ellas la Fundación Bill y Melinda Gates que financia el 10%.

De hecho son bien conocidas sus íntimas relaciones con las élites económicas , financieras, políticas, sanitarias y científicas además de con los responsables de las principales agencias sanitarias –estadounidenses y del resto del mundo- que diseñan e imponen actualmente las políticas de salud mundiales con la complicidad o aquiescencia de la práctica totalidad de los gobiernos y agencias de medicamentos y productos sanitarios del planeta. Control que se ejerce  especialmente a través de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés) –que es el organismo que define las políticas sanitarias que luego se implementan en todo el mundo- y del Epidemic Intelligence Service (EIS), entidad especializada en epidemias que jugó un papel clave en el montaje VIH/SIDA y tiene agentes colocados en puestos claves a nivel internacional, incluido el Instituto de Salud Carlos III.

El asunto del que hablamos es pues mucho más complejo de lo que la sociedad cree y hace falta tener todos los datos para comprenderlo, muchos de los cuales se han ido dando en nuestra revista a los largo de los últimos años; puede consultarlos agrupados en el apartado Fraudes y falsedades en el ámbito médico de nuestra web: www.dsalud.com.

Vamos pues en esta ocasión a dar cuenta solo –también por razones de espacio- de algunos de los acontecimientos acaecidos en los últimos cinco años que sin embargo entendemos servirán para proporcionar al lector una mayor perspectiva de lo que realmente se está “cocinando”.

Discovery Salud.

Pero eso será en el próximo artículo, primero hay que digerir el actual.

jueves, 23 de abril de 2020

LA CONTAMINACIÓN EN WUHAN DE LA QUE NADIE HABLA


En el artículo ¿Qué se esconde detrás del coronavirus? Publicado en el número anterior de la revista (235), hablamos de los problemas de salud de la población de Wuhan que se están atribuyendo al nuevo coronavirus obviando que se utilizó a sus habitantes como cobayas humanas para valorar los efectos negativos de la tecnología 5G y la brutal contaminación ambiental que sufre desde hace años la zona afectando ello al sistema inmune de sus moradores. Pues bien. Mientras preparábamos este artículo nos encontramos un texto que se publicó en noviembre de 2005 en la prestigiosa revista The Lancet (nº9499, volumen 366) firmado por Jonathan Watts y titulado China: the air pollution capital of the world (China: capital mundial del aire contaminado). Se trata de un artículo que comienza así: “En China se atribuyen más de 400.000 muertes prematuras al año a los niveles de contaminación del aire”. Y añade luego: “Según la Agencia Espacial Europea Pekín y sus provincias vecinas del noreste de China tienen los peores niveles de dióxido de nitrógeno del mundo lo que puede causar daños fatales en los pulmones (…) En un seminario reciente Zhang Lijiun, subdirector de la agencia de protección ambiental, dijo que los niveles de contaminación podrían duplicarse en 15 años a menos que el país frene el aumento del consumo de energía y el uso de automóviles”. Bueno, pues 15 años después las muertes se deben ya solo al nuevo coronavirus.

Tienen el artículo en https://www.the lancet.com/journals/article/PIIS01406736(05)67711-2/fulltext.

Discovery Salud.

martes, 21 de abril de 2020

CÓMO FUNCIONA LA PCR


Explicamos en detalles cómo funciona esta técnica ya que nos parece crucial conocer su fundamento científico y su funcionamiento para comprender lo que está ocurriendo con los diagnósticos y las cifras de “casos” o de “muertos” por el nuevo coronavirus.

Desde un punto de vista químico el ADN o ácido dexoxirribonucleico es un polímero (una molécula compleja y de gran tamaño) formada por nucleótidos cada uno de los cuales está a su vez formado por un glúcido (la desoxirribosa), una base nitrogenada – que puede ser adenina (A), timina (T), citosina (C) o guanina (G)- y un grupo fosfato (derivado del ácido fosfórico). Y lo que distingue a un nucleótido de otro es la base nitrogenada y de ahí que la secuencia del ADN se especifique nombrando solo la secuencia de sus bases, es decir, las letras que las representan A, T, G y C.
Estas “ letras genéticas” solo pueden combinarse complementándose de dos en dos: A con T y C con G de tal modo que una A solo puede unirse con una T –y viceversa- y una C solo puede  unirse con una G –y viceversa-. Así que si una hebra se compone por ejemplo de la secuencia AATCCG y se une con otra hebra ésta será necesariamente TTAGGC.

Lo que hace la PCR es utilizar estas propiedades del ADN –y su capacidad para duplicarse de manera exacta cumpliendo estas reglas de complementariedad – para localizar primero y multiplicar después (para estudiarlos mejor) fragmentos de ADN que tienen que ser previamente conocidos. O bien, como en este caso, fragmentos de ARN (ya que se dice que los coronavirus son virus de ARN) que previamente hay que transcribir a ADN. En el primer caso se utiliza la PCR (Reacción en Cadena de la Polimerasa) convencional y en el segundo la RT-PCR (Reacción en Cadena de la Polimerasa con Transcriptasa Inversa). Ambos términos “polimerasa” y “transcriptasa inversa” designan la enzima que se encarga de realizar las operaciones bioquímicas necesarias de unión electromagnéticas de los elementos del ADN (la polimerasa) o de transcripción de ARN a ADN (la transcripción inversa).

Para realizar la búsqueda de esos fragmentos –que no pueden ser muy largos, como máximo unas mil letras genéticas- se utilizan los llamados  “iniciadores” (también denominados “starters”, “primers”, “cebadores” o “moléculas de arranque”) que actualmente suelen tener en torno a 100 letras genéticas que deben ser específicas, es decir, deben ser complementarias de una parte de la secuencia que queremos localizar y amplificar para que se unan y comience a duplicarse. ¿Cómo sucede esta duplicación? Se toma una muestra –en este caso de frotis nasofaríngeos o broncoalveolares, aspirados traqueases, esputos y suero- se coloca en la PCR y se calienta para separar las dos hebras del ADN; se añaden letras genéticas y la polimerasa resistente al calor comienza a trabajar; si los iniciadores no se pegan a los trozos de ADN que hay en la muestra, la PCR no arranca y se dirá que “el resultado es negativo” y “la persona no está infectada”, mientras que si los iniciadores se pegan, la PCR arrancará y se dirá que “el resultado es positivo” y “la persona está infectada”.

Originalmente, el propósito de la PCR era repetir esta operación de copia muchas veces hasta obtener millones de copias que consiguen que un fragmento que antes era imposible de detectar, una vez multiplicado se detecte y pueda así analizarse.

Sin embargo, en el caso del uso de la PCR como herramienta de diagnóstico, lo que cuenta es si la PCR arranca o no, interpretándose lo primero como test positivo y lo segundo como negativo.

Discovery Salud.

Y digo yo, ¿esto es una broma?