. En 2020 finalizó lo que la OMS denominó
La década de las vacunas pero lo que poca gente sabe es que se trató de un
proyecto del propio Bill Gates que permitió inocular vacunas a decenas de
millones de personas a las que se les puso “por su propio bien” con la colaboración
de gobiernos e instituciones nacionales e internacionales. Una estrategia que
funcionó tan bien que son muchas las voces que se han levantado ahora afirmando
que la inexistente pandemia del nuevo coronavirus chino no es más que una
continuación de un intento de vacunación mundial que, de paso, ha servido para
alentar la venta de cientos de millones de antivirales, potenciadores del
sistema inmune, trajes protectores, mascarillas, respiradores sanitarios y un
sinfín de productos más. Posibilidad que inmediatamente mereció la atención de
quienes defienden que existe una pandemia real haciéndoles reaccionar con la
consabida maniobra de descalificarles con la simple táctica de tildarles de
“conspiranoicos”, algo que permite hoy a todo aquel que de verdad conspira defenderse tildando de
ello a quienes les acusan.
Y cuando hablamos de intento de
vacunación mundial no especulamos pues en la propia web de la OMS se cita el
proyecto: Se denomina Agenda de Inmunización 2030: una estrategia global para
no dejar a nadie fuera y su objetivo declarado es “un mundo en el que todos, en
todas partes y a cualquier edad, se beneficie completamente de las vacunas para
implementar la salud y el bienestar”. Más claro agua.
Así que de
“conspiranoicos” nada. Pinche en el enlace y compruébelo: https://www.who.int/immunization/sage/mmeetings/2019/october/2_SAGE_submission.pdf?ua=1.
Se trata de
un documento que deja en muy mal lugar al Comité Asesor de Vacunas de la
Asociación Española de Pediatría que el pasado 3 de febrero emitió una nota de
prensa titulada Coronavirus: medidas de control y prevención mediante vacunas
(puede leerse íntegramente en https:// vacunasaep.org/profesionales/noticias/coronavirus-desarrollo-de-vacunas)
en el que ya entonces –poniéndose la venda antes de la herida- criticaban
duramente las “teorías conspiranoicas” siendo particularmente duros con los que
postulan que lo que esta nueva epidemia persigue es lanzar vacunas al mercado.
Lo curioso es que en la misma nota hay un epígrafe titulado Investigación en
vacunas frente al coronavirus en la que se explica que esta se halla en “fases
muy preliminares” y “no ha habido avances significativos” y de ahí que “tras la
emergencia del 2019-nCoV este campo ha recobrado interés por la financiación”.
De hecho afirma luego que “la carrera en busca de una vacuna ya ha empezado”
añadiendo –contradiciéndose claramente- que podría haber algún producto
disponible ¡antes de 4-6 meses! Y tenían razón porque de hecho hay ya más de 30
productos en investigación de los que 3 han alcanzado las fases 1 y 2: una
vacuna de ADN y dos vacunas basadas en vectores virales, La pregunta pues es
obvia: ¿”teorías conspiranoicas”?
. El 5 de febrero de 2020 –solo dos días
después- la Fundación Bill y Melinda Gates emitiría una nota informando de que
iban a “donar” cien millones de dólares para una vacuna contra el coronavirus.
El Economista titularía así la noticia: “Bill Gates quiere una vacuna contra el
coronavirus de inmediato”. Un dinero que se daría a varias organizaciones entre
las que por supuesto están los CDC y la
OMS (20 millones), autoridades sanitarias africanas (20 millones) y agencias de
salud de China y otros países.
Añadiremos
que en el momento de enviar a imprenta esta revista nos llegaba la noticia de
que el parlamento danés acababa de aprobar –el 13 de marzo- una ley de
emergencia que facultaría al Gobierno a imponer por la fuerza test,
tratamientos y vacunas. Al parecer se ha aprobado por unanimidad aunque a la
sesión solo asistieron 95 de los 170 parlamentarios que componen la cámara (https://www.thelocal.dk/20200313/den-mark-passes-far-reaching-emergency-coronavirus-law).
Discovery
Salud.
Me niego
aceptar que ningún gobierno me obligue a ponerme nada que yo no quiera,
saltándose mis derechos, sin un documento firmado que diga que tanto
el laboratorio de dicha vacuna, como el gobierno que obliga y el sanitario que me la pone, son
responsables de los posibles efectos secundarios, además de confirmarme que mi salud no corre ningún peligro.
Pilar Ruiz.
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